El tema principal en ambos textos es el Diluvio, el cual
representa el renacimiento de algo nuevo, libre de malos hombres y donde
florecerá una nueva especie.
El aspecto más resaltante en cuanto las semejanzas
de ambos textos es la inundación. La inundación que se presenta en el Mito de Amalivacá acaba con la raza
humana, dejando con vida solo a un hombre y una mujer que se refugian encima de
la roca Tepu-mereme. Luego de esa inundación Amalivacá llega en una barca y le
dice a los hombres que deben repoblar nuevamente la tierra, para eso deben
agarrar la semilla de la palmera moriche y lanzarlos por encima de sus hombros
hacia atrás, de esa semilla nacerá un hombre de raza tamanaco. Hombres fuertes
y luchadores.
En el texto “Los
Advertidos”, son varios los que se encargaron de salvar la especie humana,
el hombre pequeño de gorro rojo que venia del Reino del Sin, Amaliwak, Noé,
Deucalión y Our-Napishtim. Estos cinco hombres eran guiados por sus distintos
dioses que le decían qué debían hacer para salvar a los humanos y a los
animales. Todos construyeron sus diferentes arcas y algunos alojaron a las diferentes razas de animales en parejas,
pues el diluvio duraría más de veinte días. En este texto, al igual que en el Mito de Amalivacá, también deberán
poblar nuevamente la tierra. En este caso, la esposa de Deucalión (Pirra),
tomará las piedras, que son los huesos de la tierra y la lanzará por encima de
sus hombros y Amaliwak arrojará las semillas de las palmeras.
Después del diluvio, cada uno de los advertidos
envió a un animal para ver si había rastro de vida en la tierra.
Ø Amaliwak:
arrojó un ratón al agua y al cabo de un tiempo este regresó con un grano de
maíz entre las patas.
Ø Noé:
envió a la paloma, y esta regresó con la ramita de olivo en el pico.
Ø Sin:
envió al papagayo y este regresó con la
espiga de arroz bajo su ala.
Ø Our-Napishtim:
arrojó una paloma, una golondrina y un cuervo. La paloma y la golondrina
regresaron sin dar alguna señal, pero el cuervo no regresó, muestra de que
encontró algo que comer.
En ambos textos Amalivacá o Amaliwak es visto como un dios, quien es el salvador
de la tierra y padre de los nuevos pobladores, mientras que en el otro texto es
representado como una especie de sacerdote que escucha y habla con Dios y a
través de él cumple con sus órdenes.
De esta manera se aprecia el diluvio como símbolo de
nueva vida, de eliminar lo malo y comenzar de nuevo.
Oriana Colmenares
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