Un navegante con un
arriesgado proyecto llegó a América el 12 de octubre de 1492, era el almirante
genovés Cristóbal Colón que llegaba a
una isla del Caribe, junto con una tripulación en una nao y dos carabelas,
Colón viajaba en busca de nuevas rutas comerciales hacia las Indias, por lo
tanto el descubrimiento de un nuevo continente fue algo inesperado y que a su
vez no fue aceptado hasta cierto tiempo después, pues el almirante aun pensaba
que estaba en las indias, solo que en un lugar poco concurrido y muy alejado.
Si bien es cierto que al no llegar a las Indias no pudieron obtener las
especias y los productos que tanto esperaban, aun así le otorgaron al reino de
España, financiadores del viaje, la oportunidad de forjar un gran imperio que
duró siglos y que enriqueció a la Corona al lograr explotar los recursos
naturales, los minerales preciosos y la fuerza de trabajo de los indígenas habitantes de las tierras colonizadas.
Durante la expedición Colón
escribió su Diario de abordo donde
señala todas sus experiencias y preocupaciones, además de sus impresiones
cuando por fin llega a tierra. A partir de esta escritura se produjo un nuevo
género literario que son las crónicas de Indias que trataban de los temas,
hombres y todo aquello que constituía esa maravilla del Nuevo Mundo, fueron
escritas por aquellos que esteban implicados en el proceso de la conquista y
colonización y también por enviados especiales, aquellas personas que se
dedicaban a la escritura de estos textos son denominados cronistas.
Las crónicas de Indias
inspiraron a su vez literatura más contemporánea como la novela de Alejo
Carpentier El arpa y la sombra (1979) que le da una mirada de ficción a la “historia
específicamente al personaje de Colón” y su importancia en todo el proceso del descubrimiento,
Carpentier otorga otro punto de vista que se desarrolla entre la historia
oficial y la no oficial.
Desde la primera crónica fue
muy importante la descripción de la naturaleza y las personas, esta
construcción del espacio estuvo muy influenciada por la imaginación medieval
afectada por textos antiguos y mitología, además de narraciones de otros viajes
reales o fantásticos. Asimismo, la tierra a la que llegaron era desconocida por
lo que para nombrar las cosas tenían que recurrir a las comparaciones con las
cosas que ya conocían, fuesen éstas reales o no.
Muchos decían ver cosas
maravillosas, bestias o animales mitológicos, agregado a esto, las descripciones
hechas están cargadas de exageración como por ejemplo la comparación del Nuevo
Mundo con el paraíso de la Biblia. Según Urdapilleta M (s.f.) “Junto a los
testimonios de la experiencia que daban fe de las maravillas estaba siempre
presente el criterio de la autoridad tradicional porque, como se dijo en un
principio, existía una reconocida tradición de búsqueda de la maravilla,
promovida por los viajeros y las más antiguas tradiciones librescas.”
En la segunda parte de la
novela de Alejo Carpentier llamada “La
mano” que trata sobre el propio Cristóbal Colón y su
llegada a América, también hace uso de ese imaginario medieval y de la
exageración y por medio de su personaje hace una construcción del espacio
americano maravillosa.
En su diario del primer
viaje Colón da su primera impresión al ver la tierra firme, la describe como
unas tierras muy lindas, tan hermosas y verdes como las huertas de Valencia en
marzo, también en el primer momento dice que no ve más animales que no sean papagayos,
luego dice que ven huella de una especie de animales con una pata de cabra,
describe a los indígenas como mancebos de buena disposición y no negros sino
blancos de muy lindo gesto y con el cabello largo y lacio cortado a la guisa de castilla.
La naturaleza del mar
impresiona al almirante que se sorprende y asusta un poco al ver la furia con
que la marea golpea la nave diciendo “y encima de ella venía un filero de
corriente, que venía rugiendo con muy grande estrépito con aquella furia de
aquel rugir”. Entonces conjetura que ese rugir es la pelea de las aguas dulces
y saladas
Aunque Colón hace una
descripción llena de comparaciones no están tan presentes los relatos de
maravillas o los animales increíbles, aun así se deja influenciar por la creencia
popular, incluso de los indígenas, cuando le informan que ahí hay otra tribu
que se come a los hombres, caníbales, finalmente piensa que podría ser
animalías, es decir, animales. Para el almirante la belleza exuberante de la
naturaleza fue tan impresionante que dijo “son las tierras más bellas del mundo”
y creyó haber llegado al Paraíso Terrenal, llamándola “tierra de gracia”.
Por otra parte, otros
cronistas de Indias
hacen mayor énfasis en el aspecto maravilloso, en la descripción de animales y
seres que superan a la realidad, puede apreciarse cuando Fray Bartolomé de la
casas describe las penurias de los indios que sacan perlas, allí hace mención a
un pez llamado “marrajos” que pueden tragarse a un hombre de un bocado, cuenta
que una vez un indio fue tragado por un marrajo y lo pescaron “sacan la bestia,
danle con hachas y piedras o con lo que pudieron y mátanla; ábrenle el vientre y hallan al desdichado
indio y sácanlo, y da dos o tres resuellos, y allí acabó de expirar”.
Pedro Mártir de
Anglería, resalta en sus crónicas el aspecto maravilloso, haciendo mención a
leyendas e historias que escuchaba, además de describir animales y monstros
marinos, la fábula de los hombres con rabo, cuenta una historia que le dijeron
los indígenas que hace mucho tiempo, según sus antepasados, arribó a ese lugar
una gente con cola larga de un palmo y recia como el brazo, tiesa en redondo
como la de los peces y que se extiende en duros huesos, que para sentarse
tenían que hacer un hoyo, solo se alimentaban de peces crudos y al faltarles murieron
sin dejar descendencia. La influencia de las antiguas historias y la mitología
se hace presente en los monstruos marinos a los que hace mención Pedro de
Anglería, al decir que unos españoles vieron una sirena pareciéndole la fábula
sobre los hijos de Neptuno (dios romano del mar):
Declararon haber
visto una cabeza humana con pelo, barba poblada y brazos. Mientras lo miraban
en silencio, el monstruo admirado iba nadando a vista de la nave. Dando grandes
gritos despertaron a sus compañeros, y al oír las voces el monstruo, se espantó
y se zambulló. Dejó ver que la parte del cuerpo cubierta bajo el agua terminaba
en pez, habiéndosele visto la cola, (p. 317)
Y no solo estos
españoles dijeron haberla visto sino también muchos otros dicen que las vieron
en la isla de Cubagua y cuentan que en España por el cantábrico las oyen cantar
cuando están en celo.
Existe una isla
misteriosa que según los indígenas tiene espíritu vital que aspira y respira
consumiendo cualquier animal monstruoso de naturaleza femenina, juzgan a la
cueva como la natura femenina, compara esta historia con el Demogorgón “que
respiraba en el útero del mundo, y así causaba el flujo y reflujo del mar. Con
estas cosas fabulosas mezclemos algunas verdaderas.”
Entre los animales
que describe habla sobre un pez pescador que engulle enteros otros peces y que
además traga tortugas, los pescadores lo atan al barco para que les indique
donde están las presas, también hace alusión a unas aves marinas que se pueden
tragar entero peces de 5 libras que son los onocrótalos
Bernandino de Sahagún
habla de una serpiente que es monstruosa en ferocidad y obras, dice que para
cazar personas tiene esta culebra una astucia notable haciendo un hoyo en la
tierra y llenándola de peces y cuando los indios roban sus peces por el olor
los rastrea y entonces enroscado alrededor de su cuerpo los asfixia. Del mismo
modo, describe una culebra de dos cabezas, que no tiene cola alguna y por ambos
lados ojos, boca, dientes y lengua, anda hacia ambas partes algunas veces guía
una cabeza y otras veces la otra.
Sir Walter Raleigh recorre
las adyacencias del rio Caroní, describe el lugar como un paisaje hermoso y una
vista alegre con colinas que se levantan aquí y allá y el río serpenteando
entre ellas. Existe otro río grande más lejos del Caroní que se llama Auri y en
sus adyacencias existe dos pequeños el Atoica y el Caora “En las orillas del
segundo vive una nación de gentes cuyas cabezas
no asoman por encima
de sus hombros.” “Se llaman Ewaipanoma y se dice que tienen los ojos en los
hombros y la boca en medio del pecho y que un gran mechón de pelo les crece hacia
atrás entre los hombros”.
Alejo Carpentier toma
muchas de estas crónicas y otras más y les agrega un poco de ficción, en su
obra El arpa y la sombra, en el
segundo capítulo “la mano” Cristóbal Colón hace su confesión sobre toda la travesía
del viaje al Nuevo Mundo y sus experiencias e impresiones de ese lugar maravilloso
al que había llegado. Aquí se nos presenta un Colón con una imaginación
alimentada por todos los libros que lee y por las conversaciones con el maestre
Jacobo, por lo que al llegar a lo que él cree las Indias buscará comprobar todo
aquello que cree es posible pueda conseguir allí
De sus lecturas
describe los animales que conoce y las tribus y personas que en esos lugares
habitan, en Extremo Oriente existen personas sin nariz o con el labio inferior
tan prominente que para dormir se cubren con el todo el rostro, también los
panotios que se cubren del frío con sus orejas enormes, en Etiopía hay seres
que son extraordinarios por la velocidad de su carrera que con las plantas de
sus pies pueden protegerse del sol, hombres de seis manos o que solo se
alimentan de perfumes, otros que nacen ancianos y al crecer se rejuvenecen y en
Libia existen hombres tremebundos que nacen sin cabeza con los ojos y la boca
en el pecho, los mismos hombres que Sir Walter dice hay en las adyacencias del
rio Caroní
Según El arpa y la sombra el almirante al
llegar al Nuevo Mundo cree haber llegado al reino de Vinlandia o Cipango,
lugares gobernados por el gran Khan, esto lo cree influenciado por el Maestre
Jacobo y por sus lecturas, al llegar a Cuba la describe como la tierra más
hermosa que jamás ha visto. Se guiaba por indios que llevaba prisioneros en su
nave y esto también alimentó la presencia de monstruos y criaturas maravillosas:
Los indios que llevábamos presos, en cambio,
seguramente por temor de alejarse demasiado de sus isletas, me decían que
siguiendo tales consejos llegaría a tierras pobladas de caníbales que tenían un
ojo solo en cabeza de perros —monstruos que se sustentaban de sangre y carne
humana (Carpentier, 1979)
“¡bueno! No hallé la India
de las especias sino la India de los Caníbales, Pero... ¡carajo! encontré nada
menos que el Paraíso Terrenal.” (Carpentier, 1979, p. 69). Es la expresión que usa Colón para describir
la belleza del lugar donde se encuentra.
Finalmente, se puede ver que toda esa imaginación medieval, mitológica y
propiamente de los indígenas, combinada con la belleza exuberante de la
naturaleza del nuevo continente contribuyó, sin duda, a la descripción y
creación del espacio americano como se hace en los Diarios de Colón y las crónicas de Indias que inspiraron a Alejo
Carpentier a escribir su novela.