Escritura Azteca

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domingo, 6 de marzo de 2016

Lo maravilloso en la construcción del espacio Americano

Un navegante con un arriesgado proyecto llegó a América el 12 de octubre de 1492, era el almirante genovés Cristóbal Colón  que llegaba a una isla del Caribe, junto con una tripulación en una nao y dos carabelas, Colón viajaba en busca de nuevas rutas comerciales hacia las Indias, por lo tanto el descubrimiento de un nuevo continente fue algo inesperado y que a su vez no fue aceptado hasta cierto tiempo después, pues el almirante aun pensaba que estaba en las indias, solo que en un lugar poco concurrido y muy alejado. Si bien es cierto que al no llegar a las Indias no pudieron obtener las especias y los productos que tanto esperaban, aun así le otorgaron al reino de España, financiadores del viaje, la oportunidad de forjar un gran imperio que duró siglos y que enriqueció a la Corona al lograr explotar los recursos naturales, los minerales preciosos y la fuerza de trabajo de los indígenas  habitantes de las tierras colonizadas.

Durante la expedición Colón escribió su Diario de abordo donde señala todas sus experiencias y preocupaciones, además de sus impresiones cuando por fin llega a tierra. A partir de esta escritura se produjo un nuevo género literario que son las crónicas de Indias que trataban de los temas, hombres y todo aquello que constituía esa maravilla del Nuevo Mundo, fueron escritas por aquellos que esteban implicados en el proceso de la conquista y colonización y también por enviados especiales, aquellas personas que se dedicaban a la escritura de estos textos son denominados cronistas.

Las crónicas de Indias inspiraron a su vez literatura más contemporánea como la novela de Alejo Carpentier El arpa y la sombra (1979) que le da una mirada de ficción a la “historia específicamente al personaje de Colón” y su importancia en todo el proceso del descubrimiento, Carpentier otorga otro punto de vista que se desarrolla entre la historia oficial y la no oficial.

Desde la primera crónica fue muy importante la descripción de la naturaleza y las personas, esta construcción del espacio estuvo muy influenciada por la imaginación medieval afectada por textos antiguos y mitología, además de narraciones de otros viajes reales o fantásticos. Asimismo, la tierra a la que llegaron era desconocida por lo que para nombrar las cosas tenían que recurrir a las comparaciones con las cosas que ya conocían, fuesen éstas reales o no.

Muchos decían ver cosas maravillosas, bestias o animales mitológicos, agregado a esto, las descripciones hechas están cargadas de exageración como por ejemplo la comparación del Nuevo Mundo con el paraíso de la Biblia. Según Urdapilleta M (s.f.) “Junto a los testimonios de la experiencia que daban fe de las maravillas estaba siempre presente el criterio de la autoridad tradicional porque, como se dijo en un principio, existía una reconocida tradición de búsqueda de la maravilla, promovida por los viajeros y las más antiguas tradiciones librescas.”

En la segunda parte de la novela de Alejo Carpentier llamada  “La mano”  que trata sobre el propio Cristóbal Colón y su llegada a América, también hace uso de ese imaginario medieval y de la exageración y por medio de su personaje hace una construcción del espacio americano maravillosa. 

En su diario del primer viaje Colón da su primera impresión al ver la tierra firme, la describe como unas tierras muy lindas, tan hermosas y verdes como las huertas de Valencia en marzo, también en el primer momento dice que no ve más animales que no sean papagayos, luego dice que ven huella de una especie de animales con una pata de cabra, describe a los indígenas como mancebos de buena disposición y no negros sino blancos de muy lindo gesto y con el cabello largo y lacio  cortado a la guisa de castilla.

La naturaleza del mar impresiona al almirante que se sorprende y asusta un poco al ver la furia con que la marea golpea la nave diciendo “y encima de ella venía un filero de corriente, que venía rugiendo con muy grande estrépito con aquella furia de aquel rugir”. Entonces conjetura que ese rugir es la pelea de las aguas dulces y saladas
Aunque Colón hace una descripción llena de comparaciones no están tan presentes los relatos de maravillas o los animales increíbles, aun así se deja influenciar por la creencia popular, incluso de los indígenas, cuando le informan que ahí hay otra tribu que se come a los hombres, caníbales, finalmente piensa que podría ser animalías, es decir, animales. Para el almirante la belleza exuberante de la naturaleza fue tan impresionante que dijo “son las tierras más bellas del mundo” y creyó haber llegado al Paraíso Terrenal, llamándola “tierra de gracia”.

Por otra parte, otros cronistas de Indias[1] hacen mayor énfasis en el aspecto maravilloso, en la descripción de animales y seres que superan a la realidad, puede apreciarse cuando Fray Bartolomé de la casas describe las penurias de los indios que sacan perlas, allí hace mención a un pez llamado “marrajos” que pueden tragarse a un hombre de un bocado, cuenta que una vez un indio fue tragado por un marrajo y lo pescaron “sacan la bestia, danle con hachas y piedras o con lo que pudieron y mátanla;  ábrenle el vientre y hallan al desdichado indio y sácanlo, y da dos o tres resuellos, y allí acabó de expirar”. 

Pedro Mártir de Anglería, resalta en sus crónicas el aspecto maravilloso, haciendo mención a leyendas e historias que escuchaba, además de describir animales y monstros marinos, la fábula de los hombres con rabo, cuenta una historia que le dijeron los indígenas que hace mucho tiempo, según sus antepasados, arribó a ese lugar una gente con cola larga de un palmo y recia como el brazo, tiesa en redondo como la de los peces y que se extiende en duros huesos, que para sentarse tenían que hacer un hoyo, solo se alimentaban de peces crudos y al faltarles murieron sin dejar descendencia. La influencia de las antiguas historias y la mitología se hace presente en los monstruos marinos a los que hace mención Pedro de Anglería, al decir que unos españoles vieron una sirena pareciéndole la fábula sobre los hijos de Neptuno (dios romano del mar):

Declararon haber visto una cabeza humana con pelo, barba poblada y brazos. Mientras lo miraban en silencio, el monstruo admirado iba nadando a vista de la nave. Dando grandes gritos despertaron a sus compañeros, y al oír las voces el monstruo, se espantó y se zambulló. Dejó ver que la parte del cuerpo cubierta bajo el agua terminaba en pez, habiéndosele visto la cola, (p. 317)
                                               
Y no solo estos españoles dijeron haberla visto sino también muchos otros dicen que las vieron en la isla de Cubagua y cuentan que en España por el cantábrico las oyen cantar cuando están en celo.

Existe una isla misteriosa que según los indígenas tiene espíritu vital que aspira y respira consumiendo cualquier animal monstruoso de naturaleza femenina, juzgan a la cueva como la natura femenina, compara esta historia con el Demogorgón “que respiraba en el útero del mundo, y así causaba el flujo y reflujo del mar. Con estas cosas fabulosas mezclemos algunas verdaderas.”

Entre los animales que describe habla sobre un pez pescador que engulle enteros otros peces y que además traga tortugas, los pescadores lo atan al barco para que les indique donde están las presas, también hace alusión a unas aves marinas que se pueden tragar entero peces de 5 libras que son los onocrótalos 

Bernandino de Sahagún habla de una serpiente que es monstruosa en ferocidad y obras, dice que para cazar personas tiene esta culebra una astucia notable haciendo un hoyo en la tierra y llenándola de peces y cuando los indios roban sus peces por el olor los rastrea y entonces enroscado alrededor de su cuerpo los asfixia. Del mismo modo, describe una culebra de dos cabezas, que no tiene cola alguna y por ambos lados ojos, boca, dientes y lengua, anda hacia ambas partes algunas veces guía una cabeza y otras veces la otra.

Sir Walter Raleigh recorre las adyacencias del rio Caroní, describe el lugar como un paisaje hermoso y una vista alegre con colinas que se levantan aquí y allá y el río serpenteando entre ellas. Existe otro río grande más lejos del Caroní que se llama Auri y en sus adyacencias existe dos pequeños el Atoica y el Caora “En las orillas del segundo vive una nación de gentes cuyas cabezas
no asoman por encima de sus hombros.” “Se llaman Ewaipanoma y se dice que tienen los ojos en los hombros y la boca en medio del pecho y que un gran mechón de pelo les crece hacia atrás entre los hombros”.

Alejo Carpentier toma muchas de estas crónicas y otras más y les agrega un poco de ficción, en su obra El arpa y la sombra, en el segundo capítulo “la mano” Cristóbal Colón hace su confesión sobre toda la travesía del viaje al Nuevo Mundo y sus experiencias e impresiones de ese lugar maravilloso al que había llegado. Aquí se nos presenta un Colón con una imaginación alimentada por todos los libros que lee y por las conversaciones con el maestre Jacobo, por lo que al llegar a lo que él cree las Indias buscará comprobar todo aquello que cree es posible pueda conseguir allí

De sus lecturas describe los animales que conoce y las tribus y personas que en esos lugares habitan, en Extremo Oriente existen personas sin nariz o con el labio inferior tan prominente que para dormir se cubren con el todo el rostro, también los panotios que se cubren del frío con sus orejas enormes, en Etiopía hay seres que son extraordinarios por la velocidad de su carrera que con las plantas de sus pies pueden protegerse del sol, hombres de seis manos o que solo se alimentan de perfumes, otros que nacen ancianos y al crecer se rejuvenecen y en Libia existen hombres tremebundos que nacen sin cabeza con los ojos y la boca en el pecho, los mismos hombres que Sir Walter dice hay en las adyacencias del rio Caroní

Según El arpa y la sombra el almirante al llegar al Nuevo Mundo cree haber llegado al reino de Vinlandia o Cipango, lugares gobernados por el gran Khan, esto lo cree influenciado por el Maestre Jacobo y por sus lecturas, al llegar a Cuba la describe como la tierra más hermosa que jamás ha visto. Se guiaba por indios que llevaba prisioneros en su nave y esto también alimentó la presencia de monstruos y criaturas maravillosas:

Los indios que llevábamos presos, en cambio, seguramente por temor de alejarse demasiado de sus isletas, me decían que siguiendo tales consejos llegaría a tierras pobladas de caníbales que tenían un ojo solo en cabeza de perros —monstruos que se sustentaban de sangre y carne humana (Carpentier, 1979)

“¡bueno! No hallé la India de las especias sino la India de los Caníbales, Pero... ¡carajo! encontré nada menos que el Paraíso Terrenal.” (Carpentier, 1979, p. 69).  Es la expresión que usa Colón para describir la belleza del lugar  donde se encuentra. Finalmente, se puede ver que toda esa imaginación medieval, mitológica y propiamente de los indígenas, combinada con la belleza exuberante de la naturaleza del nuevo continente contribuyó, sin duda, a la descripción y creación del espacio americano como se hace en los Diarios de Colón y las crónicas de Indias que inspiraron a Alejo Carpentier a escribir su novela.



[1] Los textos de los cronistas de Indias fueron tomados de Historia real y fantástica del Nuevo Mundo (1992). Compilado por  Horacio Jorge Becco. Biblioteca Ayacucho N. º 176.


Naybí Jael Chacón Velazco 

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